Hoy no es un día común, estamos de fiesta en casa y celebramos con un scavenger hunt para encontrar los 10 mandamientos. Escondí "mini libritos de la ley" en casa. Dentro de cada bolsita pusimos un mandamiento, tres dulces y una crayola para que fueran coloreando en el dibujo de moisés el número que encontraban. Les di pistas a las niñas para saber dónde buscar, cómo...
"Lámpara" es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino. (Escondí una bolsita en una lámpara)
Este "libro de la ley" no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito. (Escondí una bolsita sobre una biblia)
Deseas con mi niños recién nacidos la "leche" espiritual no adulterada (ahí se ve a Elenita encontrando una bolsita junto a la leche ).
También armamos las tablas de la ley para usar en la materia de Memorización de las escrituras qué forma parte de nuestro currículo de #vidahomeschool
La biblia no siempre formó parte de nuestros aprendizajes diarios. Orábamos diariamente por los alimentos y al acostarnos. Asistíamos a la iglesia menos de dos horas, una vez por semana y ni siquiera hubiera considerado motivar a las niñas para que memorizaran las escrituras.
¿Qué cambió?
Durante la contingencia por COVID-19 que comenzó el 2020 comencé a leer la biblia de forma constante y observé; ¿Cuántas familias creyentes les confían a sus hijos a una escuela donde aprenden matemáticas, ciencias, literatura..., tal como alguna vez lo hice yo con mis dos hijas mayores? Y los niños con su hambre de aprender pasan desde pequeños al rededor de ocho horas diarias, cinco días a la semana, absorbiendo tanto conocimiento acerca de todo, claro, esto en un ambiente laico donde por respeto a las diferentes creencias no se habla acerca de nuestra fe, no se menciona a Dios, no se ora y obviamente tampoco se lee la biblia; y nosotros como padres creyentes aceptamos eso porque se nos ha hecho creer que lo contrario sería "fanatismo religioso". Pero al pasar de los años nos sorprendemos de que al crecer los hijos, estos se apartan de la fe que pretendimos inculcarles (aunque de forma inconstante), de que no lean la biblia, de que no busquen a Dios, cuando la realidad es que a Dios ni siquiera lo conocen. Así crecí yo, así crecieron muchos a mi alrededor, y la vida nos fue llevando por caminos distintos. Unos siguen en el confort de ir a la iglesia los domingos, otros van por la vida dándose de topes y otros están en el camino de regreso porque Dios es misericordioso. ¡Cuanto más fácil sería si buscáramos hacer la voluntad Dios desde el principio! ¿Cuánto sufrimiento nos ahorraríamos si conociéramos lo que él espera de nosotros?
Una de las mayores ventajas de educar en casa es precisamente poder hablar de nuestro padre eterno en todo momento y reconocer que todo es por él y para él. Por eso cuando observamos las bellas obras de arte nos enfocamos en percibir la grandeza de Dios y cuando estudiamos ciencias podemos ver la obra de sus manos. Así que mientras en mi rol de madre, nada me impida hacerlo, buscaré servir a mi Dios y guiaré a mis hijas en su camino y no hay forma mas intencional de hacerlo que conociéndolo a través de su palabra..
Si deseas imprimir las actividades, las puedes encontrar a continuación:
Deuteronomio 6: 6-9 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.
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