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Mis mejores consejos para criar a tu hija adolescente

Foto del escritor: vidahomeschoolsaltvidahomeschoolsalt

Hace casi dos años que no me tomaba el tiempo de escribir tan seguido para Vida Homeschool y durante ese tiempo resulta que mi hija mayor se convirtió en una chica de 12 años. Aquí esta ella en su Bat mitzvah; ya no es una niña y nosotros no podríamos estar mas orgullosos de ella.


Cesar y yo somos padres de tres niñas y nuestras hijas son bastante normales, así que sabemos a lo que los papás con hijas preadolescentes se enfrentan. ¡Que cosa tan maravillosa es esta etapa! ¿Verdad? Las preadolescentes pueden ser malhumoradas, demasiado dramáticas, centradas casi exclusivamente en sus amigos, calladas, y condescendientes con los padres. Pero por supuesto, también pueden ser maduras, afectuosas, responsables, creativas, graciosas, entusiastas y encantadoras. Aunque en el peor de los casos son una mezcla entre los aspectos más desafiantes que presentaron cuando eran niñas preescolares y los que presentarán como adolescentes.


Pero te tengo dos noticias:

La mala noticia es que el cuerpo en desarrollo de tu hija adolescente está inundado de hormonas, su cerebro se está reconfigurando, su necesidad de descubrirse a sí misma y descubrir su propósito en el mundo tiene prioridad sobre otras cosas que ella valora. Y la buena noticia es que si aceptas esta nueva situación y ajustas tu crianza, la preadolescencia es el mejor momento para fortalecer tu relación con ella, antes de que entre en la adolescencia.


En esta etapa es difícil reconocer lo mucho que tu hija todavía te ama y te necesita, porque está esforzándose en sentirse "mayor" e independiente. Entonces, para esos días difíciles, te quiero compartir mis mejores consejos ✨ para que la crianza de tu hija preadolescente sea menos dramática y más placentera:


1) Ajusta tu forma de educar

No puedes paternar como lo hacías cuando ella era pequeña; simplemente no es apropiado ni efectivo. Si tu hija se pone irritable justo en los momentos cuando quieres que te escuche, esa es una señal de que necesitas ajustar tu estilo de crianza para conectarte, así que escucha más y habla menos.


2) Esfuérzate por conectar emocionalmente

No recibirás respeto si ella no se siente conectada contigo. Lucha para estar cerca de tu hija. No dejes que ella te aleje. Ella todavía te necesita, aunque no pueda reconocerlo. Establece horarios regulares, al menos una vez a la semana, en los que pasen tiempo de calidad juntas. No es necesario tener siempre conversaciones profundas. Simplemente apreciala y disfrútala. Y escucha, escucha, escucha. Abrázala todas las mañanas y abrázala cuando se despidan. Salúdala con deleite y un abrazo cuando la vuelvas a ver más tarde ese mismo día. Puede que ella no "necesite" que la arropes por la noche, pero eso no debería impedirte recostarte a su lado para hablar sobre su día y tener unos minutos de conexión tranquila. Quizá ese momento justo antes de acostarse es el momento en que tu hija está menos distraída con otras cosas y más dispuesta a abrir su corazón.


3) Dale independencia a medida que ella demuestre que puede manejarla

Ha llegado el momento de demostarle confianza. Si insistes en controlar todas sus decisiones, estás invitando a la rebelión. Si puedes encontrar formas apropiadas de darle independencia a tu hija, ella no tendrá que rebelarse contra ti para comenzar a valerse por sí misma. Por supuesto que cometerá errores, así aprenden los humanos. Y, por supuesto, no está preparada para tomar todas sus decisiones. Ustedes siguen siendo los padres. Decidir cuánta libertad dar y en qué situaciones es la parte más difícil de la crianza.


4) Cultiva la empatía y tratar de ver las cosas desde su perspectiva.

Mientras la escuchas, recuerda que su problema puede no parecerte gran cosa y podría parecer tentador decirle "YA SUPÉRALO" o ahorrarle tiempo y aconsejarle qué hacer, pero para ella ese problema es como el fin del mundo. Recuerda, cuanto más pretendas darle siempre las soluciones, más sentirá que tú no tienes confianza en su capacidad para resolver las cosas por sí misma. En lugar de eso, házle buenas preguntas y siente empatía por los difíciles dilemas que enfrenta con amigos, académicos, entre otros. También ten en mente que su cuerpo esta cambiando tan dramáticamente que puede llegar a ser preocupante en el mejor de los casos y doloroso en el peor, como ocurre con los dolores de crecimiento y los cólicos menstruales. Eso significa que cuando ella dramatiza demasiado, debes tratarla con empatía. Puede que su dedo golpeado no haya justificado todo ese alboroto, pero algo duele y ella quiere que lo beses y lo mejores, incluso si no está exactamente segura de qué es lo que le molesta y cómo expresarlo con palabras.



5) Asegúrate de que tu hija duerma nueve horas cada noche, como mínimo absoluto.

Un factor que contribuye en gran medida al mal humor de los preadolescentes y adolescentes es que no duermen lo suficiente. Las investigaciones muestran que necesitan un mínimo de nueve horas. Si tu hija no se despierta de forma natural (sin una alarma o una llamada de atención tuya), entonces no se acuesta lo suficientemente temprano para descansar lo suficiente.


A la mayoría de los preadolescentes les empieza a resultar más difícil conciliar el sueño por la noche. Pero cuando los niños se quedan despiertos hasta tarde, las hormonas del estrés, como el cortisol, se activan, lo que dificulta conciliar el sueño. El problema es que el cortisol permanece en el organismo y los pone nerviosos al día siguiente; también contribuye a la depresión, la ansiedad, la supresión inmune y el aumento de peso. El famoso mal humor de los adolescentes se puede atribuir en parte a acostarse tarde, lo que se ha convertido en una práctica habitual en nuestra cultura.


6) Limita las pantallas.

A medida que las preadolescentes comienzan a perder interés en los juegos que ocuparon sus primeros años, muchas de ellas comienzan a pasar más tiempo frente a las pantallas, y no es inusual que caigan en las garras de una adicción a la tecnología. Como primer paso, te aconsejo firmar un acuerdo para el uso responsable del celular cuando le dés su primer teléfono (Lo puedes encontrar en nuestros cuadernillos de Obediencia y Buenos Modales). Este contrato establece, entre otras cosas tu acceso, sin limites a sus contraseñas y mensajes y la aconseja sobre las decisiones que estará tomando. También limita el uso de la pantalla las horas posteriores a la finalización de sus actividades académicas.


Tu hija no necesita aún redes sociales. Facebook e Instagram tienen la regla de que los usuarios deben tener 13 años, por lo que para obtener cuentas de redes sociales siendo preadolescente es necesario mentir, lo cual es razón suficiente para que los padres las rechacen.


También debes saber que los fabricantes de videojuegos no escatiman gastos y utilizan pruebas muy sofisticadas para garantizar que sus juegos sean físicamente adictivos, lo que significa que el cuerpo de los chicos se baña en adrenalina y otros neurotransmisores tan pronto como piensan en jugar y no sabemos cuánto duran los efectos después de hacerlo. No exponemos a nuestros hijos a otras adicciones y los dejamos que se las arreglen solos. Los niños también necesitan nuestra ayuda para controlar esta adicción.


7) Alimenta los intereses de tu hija

Cualquier cosa positiva que realmente le importe y en lo que pueda entregarse es un motivo para sentirse competente, para esforzarse y aprender a manejar la frustración, desarrollar resiliencia, y se convierte en un refugio cuando la vida la lastima. ¿Le gusta bailar? ¿Escribir? ¿Dibujar? Haz lo que sea necesario para motivarla. Es fundamental que esto sea algo que a ella le atraiga, no algo que sus padres estén presionando. No tiene que ser la mejor y ganar concursos, se trata de tener un compromiso con su propia pasión, no de demostrar su capacidad.


8) Actívense juntos

El ejercicio regular tiene enormes beneficios, desde hacer que el metabolismo se mueva hasta equilibrar las hormonas y ayudarla a conciliar el sueño fácilmente por la noche. Adquieran el hábito de realizar actividad física todos los días, ya sea un paseo en bicicleta, un partido de fútbol, una caminata familiar o un tiempo en la caminadora. Considérelo como una forma de mantenerse conectado y hacer algo de ejercicio.




9) Habla sobre relaciones y sexo.

No des más información sobre el amor y el sexo de la que tu hija esta lista para recibir. Hablar de ello de una forma tranquila le permitirá saber que puede confiar en ti y contarte cualquier cosa.

Las investigaciones muestran que los niños que tienen conexiones sólidas con sus padres no se apresuran a buscan el amor en los lugares equivocados. Eso significa que ella necesita sentirse cómoda preguntándote sobre cualquier cosa de las que tenga dudas o que escuche de sus amigos. Piensa de forma preventiva. Tú quieres que tu hija se sienta bien con su cuerpo para que no busque demostrar su valor con decisiones que la avergonzarán más adelante. La mejor manera de evitarlo es que ella comprenda que pueden ocurrir escenarios desafiantes, para que pueda salir de cualquier drama que sea demasiado para ella.


10) Establece límites.

Los padres que dependen del castigo para controlar a sus hijos se dan cuenta en la preadolescencia de que ya no funcionan. De hecho, aprendemos que en realidad es imposible controlarlos cuando están fuera de nuestra vista. ¿Entonces qué pasa si has estado usando castigos y tu hija ahora tiene diez años y actúa de manera irrespetuosa? Presentale la idea de "Reparación del daño o consecuencia" en lugar de "castigo" y concéntrate en ayudarla a reflexionar sobre las consecuencias lógicas de sus actos para que pueda aprender a tomar mejores decisiones.


11) No tomes nada de lo que ella diga o haga como algo personal.

Las preadolescentes y adolescentes son famosas por sentir que sus padres "¡Simplemente no entienden!" Intenta no sentirte herido por eso. De hecho, traten de no sentirse heridos por nada de lo que ella haga o diga. La mayor parte no se trata de ustedes como padres en absoluto, sino de sus tumultuosas hormonas y emociones, sus enormes miedos e inseguridades, su urgente necesidad de moldear una identidad como persona separada e independiente. Así que simplemente respira en caso de "berrinche" y cuenta hasta 10...en el momento en que explotas, la estás alejando.



12) Enseña civilidad

No reacciones de forma exagerada si tu hija te levanta la voz en medio de una histeria. Ella estará profundamente agradecida, aunque no pueda reconocerlo en este momento. No estoy sugiriendo que dejes que tu hija te falte el respeto, no; te sugiero que conectes con empatía al establecer límites. Eso significa que debes mantener tu propia voz tranquila, incluso cuando ella no lo hace. Significa que cuando ella te responda, deberás recordarle cortésmente: "No nos hablamos de esa manera en esta familia," pero luego asegúrate de agregar "Debes estar muy molesta para hablarme de esa manera." ¿Qué está pasando, hija?" Recuerda, si no eres modelo de autocontrol, no puedes demandarlo de ella y, lo que es peor, perderás su respeto. Si puedes mantener la calma y buscar primero comprender, ella terminará su malestar sintiéndose más cerca de ti y será menos probable que ataque la próxima vez.


13) Recuerda que los niños de esta edad tienen sentimientos fuertes y que necesitan ayuda para manejarlos.

Si puedes mantener la calma y escuchar lo que sucede debajo de su malestar, puedes aprovecharlo como una oportunidad para acercarte. Podrías responder a que ella te levante la voz insistiendo con enojo en que te respete, pero ahuyentarías a tu hija y se alejaría sin saber qué hacer con sus tumultuosos sentimientos. Los preadolescentes y adolescentes a menudo se portan mal con las personas con las que se sienten más seguros: sus padres. Si nos distraemos por su falta de respeto o reaccionamos con enojo, nos perdemos el verdadero mensaje. Si, en cambio, actuamos con empatía y buscamos el malestar detrás de la falta de respeto y les recordamos quiénes son en realidad diciéndoles, "Normalmente no actúas de manera cruel," creamos una apertura para ayudarlos a manejar sus sentimientos.


14) No dejes de abrazarla

El cuerpo de tu hija preadolescente se está convirtiendo en mujer, pero ella sigue siendo tu niña y todavía necesita tu cercanía física. Si te sientes incómodo al abrazarla porque en tu cultura o en tu familia los padres no expresan su amor, entonces observa tu propia ansiedad y busca un lugar seguro para hablar de ello y soluciónalo. Pero no le niegues a tu hija el contacto que todos los humanos necesitan, especialmente los jóvenes. No permitas que tu hija busque el contacto físico en los lugares equivocados.


15) No exasperes a tu hija

Cuando la situación es tensa entre nuestra hija y nosotros, nos corresponde a nosotros actuar como adultos y ser ejemplo de autogestión emocional, así que trabaja en regular tus propias emociones. Pero nadie es un padre perfecto; si en cambio, como padres, nos marchamos enojados y resentidos ante uno de sus arranques emocionales, le estaremos enviando un mensaje claro de que no podemos lidiar con sus emociones. Nuestras hijas se sentirán heridas, incomprendidas y alienadas y aparecerá una brecha en la relación que se amplía si no respondemos rápidamente. También es común que los padres digamos algo incorrecto en el momento incorrecto y provoquemos que cualquier malestar que ya tenía nuestra hija se agravie y estalle contra nosotros. Pero no te sientas derrotado, podemos utilizar esos errores y malentendidos como oportunidades para que nuestros hijos sepan que también cometemos errores y acercarnos más. ¿Te alteraste y gritaste? No te rindas, sí podemos dar marcha atrás, al respirar, disculparnos, prestar atención y reconectarnos, construimos puentes con nuestro propio ejemplo, con el que nuestras hijas aprenderán cómo procesar sus emociones, cómo reparar una brecha emocional, cómo resolver problemas, y la lección más importante, aprenderán que pueden confiar en nosotros.



16) Deja que Dios sea quien guíe

Aprovecha su nueva y mejorada capacidad de comprensión y análisis. Tu hija estará atenta a todo lo que sucede en el mundo, lean la Biblia en familia de manera constante y deja que el espíritu santo sea la sabiduría que requiere para interpretar la palabra de Dios y que su vida sea guiada a través del caos que ofrece el mundo. Un buen hábito para adquirir si aun no lo tiene es transcribir el libro de Proverbios, su sabiduría invaluable.


17) Enseña con el ejemplo

El ejemplo grita más fuerte que las palabras. Así que todo lo que te aconsejé anteriormente puede ser adquirido por nuestras hijas más fácilmente si nosotros como padres somos ejemplo de ello. Sigue trabajando en la mejora constante.


La crianza de las hijas requiere mucho compromiso, y es una hermosa etapa en la que, si hacemos las cosas bien, nuestra relación con ellas se verá fortalecida. Nuestras hijas pueden parecer mujeres jóvenes, pero aún tienen mucho que crecer emocionalmente. Es nuestro trabajo y nuestro privilegio apoyarlas en ese proceso.

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